La Resolución 1325 de 2000 es una conquista del movimiento social feminista y pacifista que urge a considerar las afectaciones que producen los conflictos armados en las mujeres, no solo por la especificidad de su victimización como en casos de delitos de violencia sexual, sino además por el rol que históricamente han jugado en la construcción de paz y los procesos de posconflicto.