Como defensoras hemos hecho consciencia de nuestros miedos y las partes del cuerpo en las que suele manifestarse. También reconocemos múltiples herramientas que nos permiten hacer frente a esta emoción, inspiradas en seres vivos con los cuales nos identificamos.
Iniciemos por abordar algunas ideas claves:
- El miedo es una emoción como lo es la alegría, por esto es importante que aprendamos a reconocerlo y no nos neguemos a sentirlo.
- El miedo es una emoción que puede movilizarnos o paralizarnos, por lo que es necesario saber cómo actuamos cuando lo experimentamos.
- Detectar y reconocer el miedo se puede comparar con el ejercicio que realizamos por la defensa de las comunidades y los territorios: conocer a nuestra comunidad (como a nuestras emociones) nos permite tener claridades para cuidarla y protegerla.
- No todos los miedos anulan, no todos traen consecuencias negativas. Algunos nos dan la valentía para salir de entornos problemáticos y cambiar nuestra situación de riesgo.
- Los miedos pueden ser los mismos pero nosotras no somos las mismas frente a esos miedos.
- De las situaciones que inspiran miedo, podemos salir fortalecidas, pues cuando experimentamos esta emoción tomamos decisiones con mayor conciencia, previendo los riesgos.