Gana la paz en Colombia

Más que la victoria electoral de un candidato, la reelección del presidente Juan Manuel Santos es la victoria de la apuesta por la paz en Colombia. Santos ha capitalizado el cansancio de una sociedad hastiada del conflicto armado y de una respuesta guerrerista que, lejos de ser efectiva, solo ha causado más dolor al país. Por lo tanto, el triunfo de Santos sobre Oscar Iván Zuluaga es un triunfo relativo, es un triunfo condicionado por los y las votantes que le han hecho llegar a la presidencia por segunda vez a pesar de rechazar su programa político e ideológico; que le han votado única y exclusivamente porque le quieren dar una oportunidad a la paz.

Durante su nuevo mandato, Santos no debería olvidar a quienes hicieron posible su reelección. Ha sido fundamental el apoyo de líderes de algunos partidos como el Polo Democrático Alternativo y la Alianza Verde que, tras asegurarse de que el proceso de paz sigue adelante, volverán a hacer oposición. Pero también ha logrado ser reelegido por el respaldo de organizaciones de la sociedad civil que, a pesar de lo maltratadas que han sido durante años, han apostado por Santos como única opción posible, o la opción menos mala, para seguir construyendo la paz en Colombia. Dentro de estas organizaciones hay que resaltar el activo papel jugado por plataformas de mujeres que, desde el inicio de las conversaciones en La Habana, han trabajado para arropar la paz en Colombia. Por todo esto su segunda legislatura llega marcada por una deuda que deberá resarcir.

Del resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales también se puede sacar otra lectura: la pérdida de poder político del expresidente Álvaro Uribe. Si al poco tiempo de lograr su primer mandato Santos se alejó de él, Zuluaga, su actual delfín, ya se ha desmarcado tímidamente del estilo uribista; mientras el expresidente reaccionaba ante la victoria de Santos acusándole, entre otras cosas, de compra de votos, el candidato del Centro Democrático reconocía su derrota y felicitaba al reelecto presidente. ¿Una simple cuestión de estilo o un signo de división? El tiempo lo dirá.

Un segundo mandato cargado de retos

Con dos procesos de paz en marcha- con las FARC-EP y el ELN- Colombia se encuentra inmersa en un momento histórico que requiere a un presidente que esté a la altura del reto. Simultáneamente deberá llevar a buen puerto dos negociaciones y hacerlo con la izquierda reubicada en la oposición y con el ex presidente Uribe en el Senado, va a ser una tarea cuanto menos ardua. Los acuerdos que sean alcanzados con las guerrillas deberán ser refrendados por el Legislativo y si en los últimos cuatro años Santos no logró sacar adelante algunas reformas por falta de apoyos, en la nueva legislatura se puede prever que Santos no la tendrá fácil con quienes se han opuesto a las conversaciones de La Habana.

El modelo económico neoliberal del que Santos es fiel promotor le dio grandes dolores de cabeza en su primer mandato. El año pasado en más de una oportunidad las calles y carreteras colombianas se llenaron del descontento ciudadano por un campo que no aguanta más, por una desigualdad que priva de oportunidades a la mayoría de la población y por la venta de los recursos naturales del país al mejor postor. Nada hace pensar que Santos vaya a cambiar de modelo así que es de esperar que el descontento siga creciendo. Sin embargo, el presidente no debería olvidar que muchas de esas personas que el pasado año llenaron las calles contra sus políticas y de esas mujeres que ejercieron de escudo de la paz son las que han hecho realidad su reelección.

Foto: www.prensalibre.com