La verdad de las mujeres indígenas, un reto para la verdad del conflicto

Gabriela Eraso Villota – 2019-11-19

Por: Gabriela Eraso Villota

“Decir que las mujeres estuvimos ahí, que nos sometieron a nosotras, a nuestros hijos, a nuestros esposos. Esta es la oportunidad de que las mujeres contemos nuestra historia”.

Estas son las palabras de las mujeres del pueblo Zenú que esperan presentar su informe a la Comisión de la Verdad para narrar la verdad que, muchas veces, se ha escrito sin escuchar sus voces.

Teniendo en cuenta este panorama, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, dentro de su mandato, decidió implementar un enfoque étnico que reconoce, como lo menciona la Comisionada Patricia Tobón, que: “No hay un solo territorio indígena o afro que no haya sido afectado por el conflicto y que no tenga un informe del Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo o una acción de tutela o una sentencia judicial; es decir, la situación es tan grave como la informada por la Corte Constitucional en 2009 mediante dos Autos* muy importantes en los cuales considera que la población tanto indígena como afro se encuentra en una grave situación humanitaria como consecuencia del conflicto armado”.

Esto, da cuenta de la desproporcionada concentración de las violencias del conflicto armado en los territorios indígenas y afro y de la necesidad urgente de un mecanismo de justicia transicional con enfoque diferencial que permita una lectura más profunda de sus afectaciones. En concordancia con esto, la Comisión realizó un proceso de consulta con las comunidades indígenas, negras, afrocolombianas, palenqueras y RROM y elaboró con ellas una metodología diferenciada en la que reconoce su autodeterminación, autonomía, y gobierno propio para la construcción de la verdad.

Sumado a esto, facilitó la creación del grupo Mujer, Generación y Familia para indagar sobre la violencia histórica y sistemática producto de la exclusión, de la marginación y del racismo que enfrentan las mujeres por su pertenencia étnica. Y, de las violencias basadas en género y los hechos victimizantes del conflicto armado que combinadas constituyen graves violaciones a los derechos humanos.

Así, la Comisión tiene el reto garantizar la narración del conflicto desde la visión de los pueblos indígenas y afro, y particularmente, desde las afectaciones propias de las mujeres; escuchando su requerimiento de narrar la victimización desde los dolores individuales y colectivos en los que se vulneró el tejido cultural, familiar y social.

Para recolectar esta información, La Comisión estableció un protocolo de relacionamiento con los pueblos étnicos que asegura una toma de testimonios en la que prime la dignidad y la humanidad de las víctimas; el reconocimiento de su pertenencia cultural y de su propio idioma; la importancia de favorecer la pedagogía sobre el Acuerdo de paz y la garantía de su seguridad. Y, además, la elaboración de rutas individuales y colectivas para su participación; el abordaje de los casos de violencias basadas en género y las prácticas propias de sanación de las mujeres.

Para tener una visión más completa de esta labor, entrevistamos a la Comisionada Patricia Tobón quien lidera el enfoque étnico en la Comisión.

¿Cómo apoya la Comisión los procesos de reconstrucción de memoria del conflicto armado de las mujeres indígenas? 

Comisionada Patricia Tobón: Para nosotros fue fundamental hacer un proceso de consulta que partiera de los derechos que tienen los pueblos étnicos y reconocer que dentro de estas sociedades están las mujeres con unas particularidades, unos intereses, unas voces y unas exclusiones. Para esto, hemos conformado una Mesa de Trabajo con mujeres indígenas y afro, en la que participaron mirando y planeando asuntos muy importantes para desarrollar en la ruta metodológica. Por ejemplo, en materia de convivencia, de No Repetición y de documentación de casos, nosotros debemos hacer con ellas líneas de tiempo, tomas especiales de declaraciones realizadas por un grupo de mujeres especializadas en el trabajo en territorio y procesos de formación para que participen de una manera informada.

Algo que nos decían mucho las mujeres indígenas era: ‘nosotras tenemos un rezago de información y formación’. Entonces, como parte de las garantías para la participación plena y para el proceso de esclarecimiento, necesitaban que les expliquemos algo muy básico, como qué es El Acuerdo de Paz y qué es la Comisión: ‘Yo no puedo dar una declaración si no entiendo, esto qué implica para mí y para mi vida, pero, sobre todo, qué me puede pasar a mí si participo o no participo’. A diferencia de los hombres quienes, tal vez, por los roles que desempeñan y por su condición privilegiada sí han podido acceder a la información.

Por eso, es necesario que este proceso sea acompañado por mujeres de estos pueblos que se informen de qué va todo esto de la Comisión para que puedan promover redes de confianza para la participación y metodologías muy específicas de cuidado donde no se haga acción con daño en los territorios. Sobre todo, en las declaraciones privadas de las mujeres donde no se involucra a su comunidad.

También, vamos a trabajar en las ciudades porque hay muchísimos poblados que albergan comunidades negras e indígenas que han sido desplazadas a cascos urbanos, por fuera de sus territorios tradicionales, y ahí también, la idea es que un grupo de documentadoras tanto afro como indígenas sean formadas y estén presentes.

¿Qué comunidad están haciendo informes que contemplen las afectaciones propias de las mujeres?

CPT: Aquí (En la Comisión), tenemos que hacer un capítulo étnico, también va a haber un capítulo de mujeres. Nosotros vamos a desarrollar la metodología que hemos pactado de Mujer, Generación y Familia y sabemos que organizaciones como las del Norte del Cauca, la Organización Indígena de Antioquia y gran parte de las organizaciones indígenas de Colombia tienen un grupo de trabajo sobre género. De hecho, ellas, como parte de ese movimiento, en el Acuerdo de la Habana, en el capítulo étnico, lograron que este tuviera de forma integral la visión de Mujer, Generación y Familia y; ese grupo de trabajo, hoy, emprende diferentes acciones de participación de las mujeres al interior de todo lo que es la construcción de la verdad y la memoria.

Reconociendo la importancia de la oralidad en las comunidades indígenas ¿La Comisión ha planteado recibir los informes o casos de forma oral o a través de manifestaciones artísticas como cantos u obras de teatro?

CPT: Realmente sí, la metodología de la Comisión, yo diría que, en un cien por ciento ha recibido las propuestas de los pueblos y de las mujeres indígenas. Nosotros debemos, no solamente, tomar testimonios orales, sino tener un enfoque de trabajo en el cual recolectemos diferentes actos culturales y artísticos; y recibamos un montón de mensajes de las víctimas en una amplitud de formatos.

Y, con las mujeres indígenas tenemos una ruta de trabajo especial que estamos comenzando a cumplir, una de ellas es tener el grupo de Mujer, Generación y Familia al interior de la dirección étnica. Además, estamos desarrollando unas Asambleas solo con mujeres a partir de encuentros y revisar sus asuntos propios del reconocimiento como sus líneas de tiempo, sus documentos, sus historias de vida y sus análisis particulares sobre la guerra, el conflicto, la reconciliación, la no repetición.

Además, la dirección étnica está a cargo de la construcción y la orientación de los informes de los pueblos indígenas y las mujeres indígenas y pueden pedirnos no sólo la asesoría, sino que nosotros debemos ir allá, con ellas, porque requerimos ampliar el panorama de sus derechos como sujetos individuales, colectivos y como víctimas.

¿Cómo abordar temas de victimización como la violencia sexual con las mujeres indígenas desde un enfoque étnico?

CPT: Todo esto parte de un trabajo de manera concertada y pedagógica con ellas. Y, parte también, de entender que todas las mujeres padecen una violencia de género y que no todas somos iguales, que somos una diversidad en la cultura, en las ideas políticas, en la geografía en la que nos encontramos y en los contextos familiares.

También, es muy importante, que se acuerde con las mujeres indígenas la aplicación de las rutas cultural y de derechos; algunas querrán hacer este trabajo de manera individual y otras lo querrán hacer de una manera colectiva.

Nosotros acá, durante el evento de violencia sexual hicimos la ruta particular, unos eventos sólo para mujeres indígenas porque la manera cómo se mira la victimización no es solamente a partir del cuerpo y del hecho, sino a partir de las relaciones que las mujeres indígenas tienen y de su rol en la comunidad y en la sociedad.

Las mujeres, en este tema, se refieren, también, a los daños a la cultura y a los asuntos espirituales que son difíciles para tramitar y hablar y que, además, no pueden ser minimizados en daños psicológicos.



*Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional: Protección de los derechos fundamentales de las personas y los pueblos indígenas desplazados por el conflicto armado o en riesgo de desplazamiento forzado, en el marco de la superación del estado de cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025 de 2004, después de la sesión pública de información técnica realizada el 21 de septiembre de 2007 ante la Sala Segunda de Revisión.

Auto 005 de 2009 de la Corte Constitucional: Protección de los derechos fundamentales de la población afrodescendiente víctima del desplazamiento forzado, en el marco del estado de cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025 de 2004.